Una de las técnicas más importantes dentro de la odontología, y una de las que más avanza, es la de la implantología dental. En sí, los implantes son tornillos, por lo general de titanio, que se fijan al hueso maxilar o a la mandíbula para sustituir a la raíz de una pieza dental faltante, y sobre el que se fijan las coronas, puentes o prótesis que sustituirán a la pieza que falta. Es decir: los implantes son la intervención quirúrgica orientada a recuperar piezas dentales faltantes.

Además de tener una finalidad estética, los implantes dentales también tienen el objetivo de mejorar la masticación y la salud dental en general.

Es un procedimiento quirúrgico que se realiza con anestesia local, y existen distintas técnicas. En la tradicional, el proceso completo dura varios meses (de dos a cuatro), desde que se coloca el tornillo hasta que se pone la prótesis. Aunque si el paciente lo desea se puede colocar una corona o puente provisional para no tener que mostrar el hueco del diente ausente durante este tiempo.

Existe otro tipo de implantes dentales, conocidos como implantes de carga inmediata, en los que la prótesis se puede colocar el mismo día, y el proceso se acorta considerablemente.