Lanluma es un tratamiento de medicina estética estimulador del colágeno, de uso corporal, desarrollado por los laboratorios Sinclair para aportar volumen a largo plazo y con resultados duraderos, así como para mejorar la calidad de la piel, en zonas como los glúteos, los muslos, los brazos, el escote o el cuello. Se trata de un inyectable en forma de gel de partículas de ácido poliláctico (PLLA), que se introduce en la hipodermis, la capa más profunda de la piel, y que, además de estimular la producción natural de colágeno, creando una nueva matriz de colágeno, aporta volumen de forma inmediata y prolongada a la zona tratada, mejora la calidad de la piel, disimula la celulitis y sus hoyuelos y mejora la atrofia cutánea propia de la edad, al tensar y rejuvenecer la piel en zonas clave.
Hace décadas que el ácido poliláctico se utiliza en distintas especialidades de la medicina: desde la ortopedia a la cirugía cardíaca, pasando por la oftalmología, la cirugía maxilofacial o la odontología. En el campo de la medicina estética está aprobado como material de relleno desde 2009, y trabaja a dos niveles: por un lado, este activo es un material de relleno con resultados a largo plazo, que genera una nueva matriz de colágeno. Por otra parte, una vez que se inyecta, el ácido poliláctico genera una respuesta inflamatoria que desencadena un proceso conocido como hidrólisis, responsable de sus efectos a largo plazo: el material permanece en el tejido tratado alrededor de dos años o más, hasta su total metabolización (ya que es un material biodegradable).
El tratamiento con Lanluma, que como decíamos está indicado para remodelar, incrementar el volumen, armonizar las curvas y mejorar la calidad de la piel, se realiza bajo anestesia local, inyectando el producto en el tejido celular subcutáneo, a razón de uno o dos viales por cada lado y en cada sesión. El número de sesiones necesario para conseguir los resultados deseados varía en función de la zona y el volumen que se quiera conseguir, pero generalmente se trata de dos a tres sesiones, espaciadas entre sí alrededor de tres meses, noventa días.
Tras el tratamiento con Lanluma el paciente puede retomar con relativa normalidad su rutina diaria, evitando, eso sí, durante la primera semana actividades como la sauna, el ejercicio físico intenso o la natación, así como la exposición solar. Además, los expertos recomiendan realizar un masaje dos veces al día en la zona tratada durante quince días para que los resultados sean óptimos.
Los resultados son inmediatos, tanto a nivel de relleno como de mejora del aspecto y la calidad de la piel, y se prolongan hasta 24 meses o más.
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