La mentoplastia, también conocida como genioplastia o cirugía del mentón, es la intervención quirúrgica por medio de la cual se modifica el aspecto de la barbilla (o mentón), que, junto con la nariz y la frente, es una de las tres partes fundamentales a la hora de definir las estructuras faciales, tanto de frente como, especialmente, de perfil.

Dependiendo de las necesidades y la fisonomía del paciente, la mentoplastia puede ser de aumento o de reducción, y en ella se buscará o bien aumentar o bien reducir la proyección del mentón (tanto de forma horizontal como vertical), así como, si es caso, rectificar su estructura para conseguir simetría o mayor armonía en el conjunto del rostro.

Es importante tener claro que la mentoplastia solo modifica el aspecto del mentón, no de la mandíbula, si el problema tiene que ver con la estructura mandibular habrá que recurrir a la cirugía ortognática.

Mentoplastia de reducción

En casos de prognatismo (es decir, un mentón con una excesiva proyección), en función de cuánto se desee reducir la misma, el cirujano determinará si es suficiente mediante una mentoplastia de reducción (orientada a reducir su tamaño de forma que se consiga unos rasgos más armónicos), o si, en casos en los que el prognatismo es muy acusado, hay que recurrir a la cirugía ortognática.

La mentoplastia de reducción, también llamada de retroceso (pues lo que pretende es, por decirlo de alguna manera, hacer retroceder el mentón para corregir su excesiva proyección), consiste en el limado o raspado del hueso de la barbilla, o bien, en casos más acusados, la osteotomía (es decir, el corte del hueso, que se talla para darle una forma más armónica). Por lo general se suele realizar por dentro de la boca, para evitar cicatrices visibles.

Suele realizarse bajo anestesia local, que puede combinarse o no con sedación, y es una intervención ambulatoria: el paciente no tiene que permanecer ingresado y puede regresar a su casa una vez recuperado, aunque es posible que el cirujano recomiende la anestesia general. En algunos casos se hace necesario el ingreso hospitalario para el control del paciente, aunque, de ser así, se suele tratar de ingresos muy breves.

El postoperatorio es llevadero, con posibles molestias locales que remitirán con calmantes, y la zona se mostrará inflamada durante aproximadamente una semana o diez días. Para ver el resultado final de la cirugía habrá que esperar aproximadamente un mes, hasta que la inflamación residual remita totalmente.

0 Opiniones

¿Qué objetivo te interesa?

Actualmente este tratamiento no tiene ningún objetivo asociado, ¡lo sentimos!

¡Comparte tu opinión!