La otoplastia es la intervención quirúrgica tradicional para la corrección de las orejas muy separadas, prominentes, en asa o “de soplillo”, que constituyen un motivo de complejo frecuente entre quienes las padecen, sobre todo a edades tempranas. Precisamente por esto es una de las poquísimas intervenciones estéticas aprobadas en menores de edad.

La intervención es sencilla y de corta duración, las cicatrices, como quedan ocultas en el pliegue trasero de las orejas son prácticamente invisibles, y los resultados, muy satisfactoria. Por lo general se realiza con anestesia local combinada con sedación, aunque en niños y en pacientes muy aprensivos se puede recomendar la anestesia general, y es ambulatoria: el paciente no tiene que permanecer ingresado.

Tras la cirugía se recomienda un reposo relativo de 3 a 5 días, así como el uso de una banda de compresión para las orejas durante unas tres semanas.

La alternativa a la otoplastia es otra técnica conocida como Earfold.