La radiofrecuencia es una técnica estética o médico estética (según la potencia de las máquinas que se utilizan, será de uso estético o tendrá que ser utilizada por personal médico), que consiste en la aplicación de ondas electromagnéticas de alta frecuencia sobre la piel, que, básicamente, provocan un calentamiento controlado de sus diferentes capas, y, entre otras funciones, favorecen la formación de nuevas fibras de colágeno, motivo por el que se utiliza mucho para mejorar la flacidez, remodelar el óvalo facial o eliminar arrugas y líneas de expresión, entre otras muchas aplicaciones. A nivel corporal, la radiofrecuencia se utiliza también para muchos otros objetivos relacionados con la firmeza y la remodelación corporal, como eliminar grasa localizada, reafirmar y tonificar, eliminar celulitis…

No resulta dolorosa en absoluto, por lo que no requiere de ningún tipo de anestesia, pero en determinadas zonas el calor que se siente puede resultar algo molesto. En ese caso, tan solo hay que avisar al técnico que la está aplicando, y ajustará la intensidad para evitar las molestias. Tras la sesión es normal que la piel se muestre ligeramente enrojecida y con sensación de calor interno durante unas horas. Permite reincorporarse de inmediato a la vida normal.

Es una técnica muy segura, que en principio puede utilizarse en cualquier persona, pero tiene algunas contraindicaciones, como por ejemplo el embarazo y la lactancia o patologías como las cardiopatías, problemas de la coagulación o el hecho de llevar marcapasos o prótesis metálicas. El experto deberá juzgar si está o no indicada para cada caso concreto.